Las historia del tabaco

El tabaco es una planta originaria en las zonas amazónicas, utilizada desde tiempos remotos por nuestros ancestros hace miles de años. Existieron diversos pueblos indígenas (indios nativos) que utilizaron esta planta, sin embargo, se estima que tiene una antigüedad de 18,000 mil años. Antes de ser cultivada en gran escala, el tabaco ya se usaba, incluso tenía otros usos como: la aspiración por la nariz en forma de rapé, se masticaba, se comía, se bebía, se untaba y entre otros usos.

Ya que se consideraba una planta medicinal y sagrada. Estos pueblos indígenas lo utilizaban en ceremonias religiosas y en todo tipo de rituales con el fin de beneficiarse de las propiedades y uso mágico de la planta; se soplaba sobre el rostro de guerreros antes de la lucha, se esparcía en campos antes de sembrar, se ofrecía a los dioses, se derramaba sobre las mujeres antes de una relación sexual, y tanto hombres como mujeres lo utilizaban como narcótico; en toda América del Sur era considerado una medicina milagrosa.

Algunos historiadores identifican el uso de esta planta en ceremonias sagradas de las culturas Mayas, quienes esparcieron su conocimiento de esta planta a los Toltecas y después a los Aztecas. Analizando los residuos químicos presentes en un recipiente maya de más de 1300 años de antigüedad, científicos del Centro de Biotecnología y Estudios Interdisciplinarios (CCIE) en el Politécnico Rensselaer (EE UU) han demostrado que los miembros de esta civilización precolombina ya consumían tabaco. Por otro lado, los aztecas desarrollaron una medicina y una farmacopea eficaces. Pese a ello, la práctica terapéutica azteca era una mezcla de magia, de conocimientos contrastados por la experiencia y de religión. La escultura azteca de Xochipilli, donde destaca la flor del tabaco (Canudas, 2005).

El tabaco en Europa

La distribución del tabaco sucede, cuando los españoles descubren américa. Los europeos quedaron asombrados e intrigados por el uso de esta planta, pues para los indios el tabaco poseía poderes mágicos. Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, en su obra Historia General de las Indias (Sevilla, 1535), escribe: «Entre otras costumbres reprobables los indios tienen una que es especialmente nociva y que consiste en la absorción de una cierta clase de humo a lo que llaman «tabaco» para producir un estado de estupor»

Las semillas de tabaco llegan a Europa en 1559. Pasados unos años, hacia 1560 el tabaco ya se conocía en España y Portugal. En 1584, Walter Raleigh fundó en América del Norte la colonia de Virginia, copió de los indígenas la costumbre de fumar en pipa y se inició el cultivo del famoso tabaco de ese territorio, que se introdujo en Inglaterra en tiempos de Isabel I. Pocos años después, el tabaco se había convertido en el principal recurso económico de las colonias inglesas.

Las propiedades curativas y demás, que se solía afirmar con el tabaco dejo de tener efectos significativos ya que se daba a conocer popular mente como una sustancia “de placer”. Esto hizo que el europeo tuviera una sensación de agrado y bienestar a la hora de consumir el tabaco. Es aquí que se introduce la técnica de fumar, en vez de soplar, esto hizo que poco a poco el tabaco tuviera un sentido social más amplio e intenso. Sin duda cada vez más popular y menos ritual, haciendo que se convirtiera en una moda y en un hábito. Reforzando los vínculos sociales al tener un cigarrillo en las manos.

Con el transcurso del tiempo, aparecieron restricciones y algunas prohibiciones del tabaco. Atribuyendo al tabaco como algo maléfico y diabólico. Aunque esto solo tuvo muy poco tiempo, se acepto la siembra del tabaco libremente con la única condición de que se centralizara la comercialización y producción en un solo lugar. Es cuando nace la primera planta de tabaco en Sevilla, la primera fabrica tabaquera de todo Europa, exportando a diferentes piases del mundo.

La automatización.

En la segunda mitad del siglo XIX, el tabaco era considerado un articulo de lujo, ya que todo era realizado a mano (puros o tabaco picado). Cuando en la última década del siglo XIX aumentan los consumidores en Estados Unidos, empezó a inquietar a los comercializadores buscando así alguna forma de aumentar la producción.

En 1875 los empresarios de Richmond (Virginia) Lewis Ginter y John Allen fundaron Allen & Ginter Tobacco Factory, y convocan un concurso público con un premio de 75.000 dólares a quien inventara una máquina con capacidad para elaborar miles de cigarrillos al día. El concurso lo gana un estudiante universitario, James Bonsack, que dejó sus estudios para dedicarse de lleno a inventar una máquina para fabricar de forma automatizada los cigarrillos de tabaco.

El empresario del tabaco James Buchanan Duke se convirtió en el primer fabricante que consiguió elaborar miles de cigarrillos al día (unos 12.000 a la hora). Fue el propio Buchanan quien convenció a sus 4 competidores a unirse y crear una gran empresa llamada American Tobacco Company (ATC) en 1891 convirtiéndose en la mayor empresa de fabricación de tabaco del mundo.

También se convierte en el principal proveedor de tabaco a Europa y Asia, monopolizando la producción de todas las labores del tabaco, haciendo un lado los cigarros puros. Con la producción masiva de cigarrillos mecanizados, comienzan las grandes campañas publicitarias para comercializar los cigarrillos producidos en grandes cantidades.

James Buchanan Duke, además de ser el creador del cigarrillo moderno, también fue el precursor de la comercialización, distribución, propaganda y publicidad que hicieron posible su rápida expansión por todo el mundo. Influyó en el consumo, la publicidad de las marcas de tabaco y el efecto imitación que la gente hizo de los actores y actrices que fumaban en los filmes.

Fumar cigarrillos está de moda, y es aceptado por la sociedad como hemos dicho. El consumo de los cigarros desciende a favor del cigarrillo. Muchas mujeres decidieron unirse al ejército al declararse la II Guerra Mundial. Esto significó la incorporación de la mujer al mundo del tabaco.

La American Tobacco Company aprovechó la contienda bélica para incrementar sus ventas con estudiadas estrategias de publicidad, cambiando el diseño de sus cajetillas haciéndolas más atractivas tanto para los hombres como para las mujeres. La total ignorancia de su sentido sagrado, les llevó a un uso aprovechado y un abuso que trajo consigo otro tipo de consecuencias, conocido actualmente como un problema de “tabaquismo”.